No hay vuelta atrás…

Hace unas semanas asistí a un concierto de música de cine. La gira, llamada HENKO de la Film Symphony Orchestra, abordaba la filosofía de esta palabra japonesa: hen, que significa cambio, y ko, que significa con una luz diferente.

Así que adoptar la filosofía henko consiste en avanzar sin vuelta atrás, en alcanzar cambios transformadores que nos conviertan en una mejor versión de nosotros mismos.

Y el propósito de esta gira era transmitir cómo la música es capaz de transformar nuestras vidas, y así mismo, reflejar el cambio interior que sufrieron los personajes principales de las películas a través de su banda sonora.

Entonces, mientras mi corazón latía al ritmo de los compases y mis lágrimas brotaban llenas de emoción con interpretaciones de clásicos como El Padrino, Pocahontas, Harry Potter y el cáliz de fuego… o Desayuno con diamantes, pensaba en aquellos momentos de mi vida que me habían transformado sin posibilidad de retorno.

La pérdida de un ser querido, un desafío de salud, una ruptura amorosa, un conflicto familiar, una circunstancia económica… Pueden ser muchos, y algunos los hemos vivido a muy temprana edad.

En cualquier caso, significaron un punto de inflexión en nuestras vidas. Un antes y un después.

Muchos nos llegaron sin advertencia y aprendimos a la fuerza. Y en otros casos, quizás fuimos partícipes del cambio y la transformación interior.

De cualquier manera, estoy segura de que gracias a esas experiencias hoy soy mejor persona, y tú también.

Por ello pienso que cada desafío está allí para dejarnos una lección y no somos víctimas de las circunstancias.

Si estás enfrentando un conflicto, tienes dos opciones (muy lícitas las dos): sacarle partido a lo que está pasando y preguntarte qué es lo que esta situación está tratando de enseñarte, o esperar a que la solución caiga del cielo mientras te cuestionas ¿por qué yo?, si no me lo merezco.

El muy trillado refrán de todo es cuestión de actitud, es muy cierto… Lo bueno de que elijas la primera opción es que te posicionas como un triunfador independientemente del resultado: nunca se pierde, siempre se aprende.

Y con ello dejarás una huella indeleble a tu alrededor. Porque tu familia te percibirá como imparable: aquella persona que no se rinde ante las circunstancias. Y tus peques aprenderán de ti a cómo enfrentar los desafíos de la vida… Ellos los tendrán, inevitablemente. Y no siempre estarás allí para ayudarles.

Entonces de nuevo tienes dos opciones: ser el ejemplo de lo que quieres ver en tus hij@s y sembrar cuanto antes en ell@s una filosofía de vida que los llene de fuerza y esperanza, o dejar que el entorno los lleve por el camino fácil; y lo fácil es todo lo quiero rápido y sin esfuerzo… Y si me cuesta mucho, abandono. ¿O no es esta la mentalidad cortoplacista que predomina en la sociedad actual?

Afortunadamente, no estas sol@. Si de nuevo elijes la primera opción, hay muchas herramientas para ayudarte… Camina conmigo y deja que la fantasía de esta historia os transforme… sin vuelta atrás.

Te abrazo infinito,

Audrey

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